¿Caminando hacia una mente más aguda? 3.000 pasos pueden ser la clave

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Durante mucho tiempo se ha considerado que el ejercicio regular es beneficioso para la salud física y mental. Si bien su impacto sobre las enfermedades cardiovasculares está bien establecido, el vínculo entre la actividad física y el deterioro cognitivo, particularmente en relación con la enfermedad de Alzheimer, es menos claro. Un nuevo estudio publicado en * Neurology* sugiere una conexión prometedora: caminar sólo 3000 pasos al día podría ayudar a los adultos mayores a frenar la progresión de los cambios cerebrales relacionados con el Alzheimer.

Este no es simplemente otro artículo sobre “caminar por la salud”; Los investigadores buscaron ir más allá de los estudios correlacionales en los que los individuos recuerdan sus niveles de actividad. Esta vez, utilizando datos objetivos de rastreadores de pasos portátiles usados ​​por 296 personas cognitivamente sanas de entre 50 y 90 años, pudieron medir directamente los pasos diarios dados. Los participantes también se sometieron a imágenes cerebrales al inicio del estudio y periódicamente durante varios años (entre tres y catorce años) para controlar los niveles de proteínas beta-amiloide y tau; grupos de estas proteínas se consideran características distintivas de la enfermedad de Alzheimer. Anualmente se realizaron pruebas cognitivas que evaluaban la memoria y la velocidad de procesamiento.

Los investigadores incorporaron estos datos completos a un modelo estadístico, lo que les permitió analizar la relación entre el recuento de pasos, los cambios en las proteínas cerebrales y el deterioro cognitivo. Descubrieron que los individuos con niveles de beta-amiloide superiores al promedio al principio experimentaban una desaceleración significativa en la acumulación de tau cuando caminaban entre 3.000 y 5.000 pasos diarios.

Es importante destacar que esta reducción en la acumulación de tau se correlacionó con una tasa de deterioro cognitivo casi un 40% más lenta durante un período de seguimiento promedio de nueve años en comparación con aquellos que dieron menos de 3000 pasos (definidos como inactivos). Caminar entre 5.000 y 7.500 pasos por día se relacionó con beneficios aún mayores, con una tasa de deterioro cognitivo un 54% más lenta. Sin embargo, superar los 7500 pasos no se tradujo en ventajas adicionales, lo que sugiere un rango óptimo para el beneficio cognitivo.

El estudio no prueba definitivamente que caminar provoque directamente estos cambios beneficiosos; Otros factores del estilo de vida podrían estar en juego. Los investigadores reconocen limitaciones que incluyen la falta de datos sobre los diagnósticos de Alzheimer durante el seguimiento y la posibilidad de que las condiciones preexistentes puedan influir tanto en los niveles de actividad como en el deterioro cognitivo.

A pesar de estas advertencias, los hallazgos ofrecen evidencia convincente para respaldar la incorporación de actividad física regular, específicamente caminar, en una estrategia de envejecimiento saludable. Charles Marshall, de la Universidad Queen Mary de Londres, enfatiza que, si bien determinar objetivos exactos de conteo de pasos es menos importante que un movimiento constante, “la idea de hacer algo con regularidad, incluso ejercicio de baja intensidad, y no fijarse en números elevados puede ser beneficiosa”.

Sin duda, se necesitarán más investigaciones con diseños experimentales más estrictos para solidificar el vínculo causal entre caminar y la salud cognitiva. Sin embargo, este estudio subraya que acciones simples como levantarse y moverse pueden tener profundas implicaciones para la salud del cerebro en la vejez.

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