Arrecifes de coral: antiguos impulsores del calentamiento global

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Los arrecifes de coral, a menudo vistos como ecosistemas vibrantes amenazados, históricamente han desempeñado un papel sorprendente en el impulso de las tendencias del calentamiento global durante los últimos 250 millones de años. Una nueva investigación revela que el crecimiento extensivo de los corales, aunque aparentemente benigno, altera los ciclos naturales del carbono, lo que provoca aumentos significativos de la temperatura. Este no es un problema moderno; es un patrón de tiempo profundo incrustado en la historia geológica de la Tierra.

La alteración del ciclo del carbono

Los arrecifes de coral generan dióxido de carbono (CO2) como subproducto de la construcción de sus esqueletos de carbonato de calcio. Cuando los arrecifes se expanden a través de ambientes marinos poco profundos, compiten con el plancton de aguas profundas por los iones esenciales de calcio y carbonato. El plancton entierra estos minerales, reteniendo efectivamente el carbono; Los arrecifes lo impiden, liberándolo a la atmósfera.

Este desequilibrio no es meramente teórico. Los investigadores, incluido Tristan Salles de la Universidad de Sydney, modelaron esta interacción utilizando placas tectónicas, simulaciones climáticas y datos de sedimentos. Sus hallazgos señalan tres perturbaciones históricas importantes (durante los períodos Triásico medio, Jurásico medio y Cretácico tardío) donde el crecimiento generalizado de los corales coincidió con aumentos sustanciales de temperatura.

Desequilibrio a largo plazo

La conclusión crucial es que una vez que este equilibrio cambia, la recuperación no es rápida. Restablecer el equilibrio puede llevar cientos de miles a millones de años, superando con creces las escalas de tiempo humanas. Esto significa que las perturbaciones pasadas han dejado huellas duraderas en el clima del planeta y los cambios actuales están acelerando este proceso.

Implicaciones modernas

Hoy, la situación es drásticamente diferente. Las emisiones humanas de CO2 están provocando calentamiento y acidificación a un ritmo demasiado rápido para que los circuitos naturales de retroalimentación de carbonatos puedan compensarlo. Tanto los corales como el plancton están desapareciendo, creando una crisis ecológica con consecuencias impredecibles.

Si bien los corales pueden absorber el exceso de nutrientes, la velocidad de los cambios modernos hace que este beneficio sea insignificante. Como lo expresa Alexander Skeels, de la Universidad Nacional de Australia, esta investigación demuestra un “ciclo de retroalimentación profundamente entrelazado entre la vida y el clima”. Las especies no sólo reaccionan al clima; lo están moldeando activamente.

Más allá de los corales: un patrón más profundo

La influencia se extiende más allá de los corales. Las antiguas colonias microbianas, como los estromatolitos, también han modulado el carbono atmosférico a lo largo del tiempo geológico. La conexión entre la vida biológica y el clima es fundamental y desafía la noción de que el clima está gobernado únicamente por “procesos físicos y químicos inmutables”.

En última instancia, comprender estas retroalimentaciones en tiempo profundo es crucial: la temperatura de la Tierra no es sólo una cuestión de física; es un ciclo de coevolución donde la vida misma juega un papel importante.

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