Los astrónomos han estado siguiendo el cometa interestelar 3I/ATLAS desde su descubrimiento en julio, lo que lo convierte en el tercer objeto confirmado que se origina en otro sistema estelar. El entusiasmo inicial, alimentado en parte por especulaciones y rumores en línea durante el reciente cierre del gobierno estadounidense, sugirió que el cometa podría ser artificial. Sin embargo, la NASA celebró una sesión informativa la semana pasada para disipar estas teorías y presentar observaciones concretas recopiladas de más de 20 misiones en todo el sistema solar: 3I/ATLAS es un cometa formado naturalmente, no una nave espacial extraterrestre.
Los orígenes y la trayectoria del cometa
Descubierto por el telescopio ATLAS de Chile, financiado por la NASA, 3I/ATLAS presenta una oportunidad única para estudiar material de otro sistema estelar. Los científicos creen que el cometa se originó en un sistema planetario significativamente más antiguo que el nuestro, lo que ofrece una visión de la historia cósmica anterior a la formación de la Tierra y el Sol. El objeto no representa ninguna amenaza para la Tierra y permanece a una distancia segura de 170 millones de millas durante su máxima aproximación.
Esfuerzos de observación colaborativa
Debido a que 3I/ATLAS apareció en el lado opuesto del Sol desde la Tierra, las observaciones desde tierra fueron difíciles. La NASA coordinó una campaña para toda la flota, utilizando naves espaciales en órbita terrestre, alrededor de Marte y más allá. Este enfoque permitió a los científicos recopilar un conjunto de datos completo, comparando observaciones como ver un partido de béisbol desde varios asientos en un estadio.
- Mars Reconnaissance Orbiter capturó imágenes de la coma de polvo y hielo del cometa desde 90 millones de millas de distancia.
- MAVEN detectó gas hidrógeno liberado al vaporizar hielo de agua a través de sensores ultravioleta.
- Las misiones Psyche y Lucy aportaron más datos, reconstruyendo la estructura 3D del cometa.
- Incluso el observatorio SOHO detectó el objeto débil a pesar de las expectativas iniciales.
Pistas químicas de un sistema distante
Las observaciones del Telescopio Espacial Hubble redujeron el tamaño del cometa a entre 1.400 pies y 3,5 millas de diámetro. El Telescopio Espacial James Webb proporcionó la primera mirada infrarroja a un objeto interestelar desde su lanzamiento, revelando una proporción inusualmente alta de dióxido de carbono a hielo de agua en comparación con los cometas de nuestro sistema solar.
La presencia de más dióxido de carbono de lo habitual sugiere que 3I/ATLAS se formó en un ambiente de radiación más severo alrededor de una estrella más antigua. Además, los científicos observaron una mayor concentración de níquel en relación con el hierro en la composición del cometa, así como tamaños y comportamientos atípicos de los granos de polvo. Inicialmente, el polvo fue arrastrado hacia el Sol antes de ser empujado hacia atrás por la radiación solar, una secuencia inusual en comparación con los cometas locales.
Implicaciones para comprender los sistemas planetarios
El análisis de 3I/ATLAS ofrece conocimientos invaluables sobre la formación y evolución de sistemas planetarios más allá del nuestro. La firma química y las propiedades físicas únicas del cometa proporcionan una instantánea de las condiciones en un sistema estelar más antiguo y distante, lo que ayuda a los científicos a perfeccionar su comprensión de la historia cósmica.
“Esta es una nueva ventana a la composición y la historia de otros sistemas solares”, afirmó Tom Statler, científico principal de cuerpos pequeños de la NASA.
El estudio en curso de 3I/ATLAS ejemplifica el proceso científico en acción, planteando nuevas preguntas y ampliando los límites de nuestro conocimiento sobre el universo.






































































